según Fernando Morales
Rara situación la de ayer en Palermo: empezó un partido y fue suspendido a los 52 segundos. El insólito episodio, que sorprendió al público, dejó por ahora sin primer finalista al Argentino Abierto Movistar, condición que disputaban La Dolfina Peugeot y La Aguada Tupungato Winelands en la definición de la Zona B. El encuentro seguiría pasado mañana; hoy se decidirá la fecha.
Un rato antes sí se había completado el primer enfrentamiento del día, en la cancha 2 (ver aparte). Pero el choque central, realizado en la 1, quedó inconcluso por acuerdo de los polistas y los referís, cuando La Dolfina debía ejecutar un penal de 40 yardas hacia Libertador. Entonces, el juez Federico Martelli fue a hablar con las autoridades de la Asociación de Polo, y luego lo hicieron Mariano Aguerre y Miguel Novillo Astrada, respectivos capitanes de La Dolfina y La Aguada. Y se hizo lugar al pedido de los jugadores: no continuar.
Aguerre argumentó haber patinado dos veces en ese casi minuto jugado, en el cual Javier Novillo Astrada y Bartolomé Castagnola dieron a la par una vuelta amplia porque sintieron que si la hubieran dado cerrada habrían resbalado. Según Juan Manzanares, el encargado de las canchas, la Nº 1 había recibido 5 milímetros de lluvia en el día, por lo cual estaba apta para el juego.
Antes de cada partido, los polistas taquean sobre el campo de juego, pero sin exigir a sus montados. Ayer, pese a que lloviznaba, también probaron livianamente, por lo cual no tuvieron antes del primer throw-in una impresión acabada del estado del suelo. Una vez que la bocha estuvo en juego, sucedió lo antes citado y se suspendió el encuentro tras el diálogo entre Martelli, su colega Matías Baibiene, los capitanes, el presidente Luis Lalor, el vicepresidente Alberto Goti y los vocales Santiago Gaztambide y Santiago Araya.
Los espectadores, que serían unos 4000 (muchos aún no habían ingresado), quedaron atónitos con el anuncio de la postergación y hubo algunos silbidos aislados. “Era peligroso jugar. El campo no era seguro para los jugadores ni para los caballos”, explicó Miguel Novillo Astrada. Adolfo Cambiaso, de La Dolfina, prefería continuar, pero se solidarizó con los que no: “Estando ahí, uno quiere jugar. La Asociación decía que la cancha estaba muy buena. Yo no llegué a patinar, pero habíamos decidido antes de empezar que si alguno quería no jugar, no se jugara. Eso sí: se tendría que haber suspendido antes. Es una lástima por la gente, pero no es culpa de los jugadores”, comentó.
“Son unos cagones”, apuntó un ex polista que se retiraba de La Catedral, resumiendo el enojo de muchos espectadores que creyeron que los protagonistas de la semifinal se habían cuidado demasiado, pensando más en sus caballos y en sí mismos que en la concurrencia.
Distintas posturas tras una tarde insólita de Abierto de Palermo.- FUENTE CANCHALLENA –
Si disfrutaste nuestro artículo, siéntete libre de suscribirte a nuestro feed rss