La Prensa Austral
El delito de abigeato (robo de ganado) reapareció en Porvenir, tras una notoria disminución de hechos por las redadas efectuadas desde el año pasado por efectivos de la Policía de Investigaciones y de Carabineros.
Esta vez el ilícito reapareció con ingredientes adicionales, fórmulas más estudiadas y planificadas.
Ello, porque la tecnología actual (vehículos en vez de caballos para el traslado, linternas de bajo consumo, comunicaciones por celulares, teléfonos satelitales y hasta con el uso del computador), han variado el “modus operandi” para tener menos posibilidades de ser descubiertos por las policías.
“A esto se dedica un grupo de delincuentes profesionales del delito, generalmente adultos jóvenes que no tienen trabajos estables y viven como grandes señores, cuando en realidad se trata de vagos que usufructuan del trabajo ajeno”, opina el ganadero Atilio Calcutta Violic, quien se define como una constante víctima del abigeato.
“Y no lo hacen para alimentarse sino para obtener ganancias a costa del trabajo de los demás”, agrega.
Hace sólo unos días le robaron 16 borregas destinadas a reproductoras ovinas de selección, cuyo piño fue arreado desde una de las parcelas de invernada que posee cerca de Porvenir. El total de la pérdida asciende a un millón de pesos.
CADENA DELICTIVA
Según el ganadero, no sólo es un abigeato cometido de modo “profesional”, ya que implica un segundo y tercer delitos: al robo de los ovinos le siguió un faenamiento ilegal y clandestino, ocurrido en un predio vecino y a orillas del camino público, unido al ilícito de receptación.
Hace unas semanas al estanciero le robaron otro número aún indeterminado de ovejas, que lo decidió a adelantar la “subida” de sus piños a los campos de veranada del cordón Baquedano en los próximos días, aun a riesgo que vuelva el mal tiempo y mueran más animales.
Según los antecedentes que el productor pudo obtener, los sujetos que cometieron el abigeato destinaron el producto robado a la venta a terceros para consumo en la ciudad, con beneficio económico para todos los implicados en la cadena.
“Vea el largo y calidad de esta lana, que es la mejor raza ovina para reproducción de la majada”, indica, mostrando ante la cámara el blanco vellón de uno de los cueros descubiertos por sus trabajadores en la parcela ajena.
Allí, a un par de metros del alambrado que separa el predio del camino a Cerro Sombrero, se evidencia el faenamiento clandestino con manchas de sangre en el suelo y el uso de postes de fierro que le sirvieron a los delincuentes para “maniatar” cada animal y carnearlo.
USAN LA TECNOLOGiA
Calcutta ha sido afectado por el delito desde hace décadas con casi un centenar de casos en distintas circunstancias y predios y todo tipo de variantes en su comisión.
Dice que esta vez el robo se hizo de noche el fin de semana.Se aprovechó la espesa neblina y se usó celulares para comunicar el sitio, tal vez con GPS para que el automóvil que llegó por el camino, ubicara al grupo y pudiera transportar la “mercadería”.
“Usan toda la tecnología a su alcance, linternas para iluminarse y cuidan de no dejar huellas. Aprovechan el suelo endurecido por el hielo y pasan entre las matas arreando el piño de lanares a pie para que los borregos no dejen las típicas huellas de carrera”, explica.
No obstante, la ayuda que le presta un peón acostumbrado a seguir rastros de campo pronto le señala algunos “descuidos” de los abigeos: hay huellas oblicuas que evidencian la huida de algún lanar. “Esto indica que el animal se asustó y escapó”, asegura, mostrando una línea en la tierra.
Campo adentro, su experticia descubre otras señas, esta vez unas enormes huellas de zapatos en la nieve helada (extendidas por el deshielo) y con gran paciencia descubre ramas rotas entre las matas bajas, que dejan a su paso los lanares.
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