Diario Hoy (Argentina) – La Plata,Buenos Aires,Argentina
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Una banda de cuatreros robó nueve ejemplares a una agrupación tradicionalista de Romero. Los animales eran utilizados para participar de desfiles y jineteadas. Sus dueños los consideraban mascotas. Existen penosos antecedentes en nuestra región
Una banda de cuatreros rob? nueve ejemplares a una agrupaci?n tradicionalista de Romero. Los animales eran utilizados para participar de desfiles y jineteadas. Sus due?os los consideraban mascotas. Existen penosos antecedentes en nuestra regi?n
Con el sigilo de una alimaña y el amparo de la noche, una banda de cuatreros llegó hasta los boxes, corrió un par de chapas y dio con los caballos -robustos y muy bien cuidados- que había ido a buscar.
Una vez en el lugar, los delincuentes actuaron con absoluto descaro. Enlazaron a nueve y no tuvieron más remedio que dejar a otros dos: una potranca, a la que se entiende afortunada, y una yegua madrina, cuyo cencerro (o pequeña campana) hubiese generado demasiado ruido. A los demás se los llevaron al trote, como lo indican las huellas que pudieron apreciarse a la mañana siguiente.
El robo lo perpetraron durante la madrugada del lunes último -cerca de las 2, para ser más precisos- y no ocurrió en un lejano pueblo del interior, sino en la localidad platense de Romero, a muy pocos minutos de la Gobernación bonaerense.
Lo llamativo del caso es que, lejos de cons-tituir un episodio aislado, el hecho reconoce antecedentes cercanos: en abril robaron los caballos a los guardaparques del Parque Pereyra Iraola y, en mayo, las agrupaciones tradicionalistas de Ensenada marcharon hasta el corazón administrativo de la Provincia para reclamar seguridad (ver aparte).
El golpe
El ataque del lunes se registró en un campo delimitado por las calles 170 a 173, entre 523 y 526, en el que guardan sus equinos los miembros de la agrupación gaucha El Pangaré, nacida hace cinco años en Romero.
De ahí, los hampones se llevaron tres alazanes, tres doradillos, un lobuno, un zeino negro y un petiso doradillo que, según contó Mincho Colombier -uno de los allegados a esa entidad-, eran utilizados para desfiles, jineteadas y actividades por el estilo. “No eran animales de trabajo, sino mascotas, y eso nos genera un profundo dolor”, lamentó.
En su huida, los cuatreros cortaron alambrados y dejaron un rastro que, aunque se perdió en medio de los charcos y el lodazal, permitió deducir que se habrían encaminado rumbo a Florencio Varela. Sus dueños temen que los hayan llevado a un matadero dedicado a la comercialización clandestina de carne de caballo.
Según pudo averiguar Hoy, se trataba de ejemplares de entre 7 y 8 años cuyo precio rondaría los cinco mil pesos cada uno. Pero de acuerdo a lo que explicó Colombier, también tenían un enorme valor afectivo: “Estaban adiestrados, eran mansos y ayudaban a mantener vivas las tradiciones gauchescas”.
El golpe fue el segundo que esta agrupación sufrió en poco tiempo. El primero ocurrió hace alrededor de un año y le significó la pérdida de un par de caballos. Tras ese atraco, los dirigentes se reunieron con funcionarios policiales de la región y de Brandsen en busca de una solución que, lamentablemente, no duró demasiado. Es por eso que ahora vuelven a pedir respuestas y ofrecen su colaboración para encontrarlas.
“Están acabando con nuestra cultura, con nuestra tradición”, subrayó Colombier, e hizo ver que a la luz de esta penosa realidad les será muy difícil participar de los desfiles, ya que los caballos son de costosa reposición.
Las respuestas deben llegar desde la Justicia y el gobierno. Se sabe que para terminar con el flagelo es necesario dar con los ladrones y adoptar todas las acciones preventivas que resulten necesarias.
No se salvaron ni los guardaparques
El robo de caballos reconoce antecedentes cercanos en la región. Sin ir más lejos, a mediados de abril último una banda de delincuentes se llevó los siete ejemplares que los guardaparques usaban para patrullar el Parque Pereyra Iraola.
El golpe fue similar al que acaba de sufrir la agrupación de Romero (ver nota principal). Los cuatreros entraron de madrugada, y sin hacer ninguna clase de ruido vaciaron la caballeriza.
En aquella oportunidad, la guardaparque Alba Ale dijo a Hoy que más allá del trabajo que realizaban, los equinos eran considerados “parte del grupo” y recibían un afecto especial. La caballeriza había comenzado a utilizarse en 2005, tras el primer robo.
En mayo de este año, integrantes de los centros tradicionalistas de Punta Lara y La Montonera (Ensenada) marcharon a caballo hasta la gobernación bonaerense y el edificio que concentra las fiscalías del fuero penal, en 7 entre 56 y 57. Junto a ellos lo hicieron quinteros que también pidieron medidas contra el cuatrerismo
Alertaron que los robos no sólo se sufren en Ensenada, sino también en localidades como Olmos, Etcheverry y Bavio, esta última perteneciente al Partido de Magdalena.
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